Recuerdo de la primera expedición del Smithsonian a Puerto Rico

Las aguas de Puerto Rico siguen sorprendiendo a los científicos. En abril de 2022, científicos del Smithsonian viajaron al sur de Puerto Rico para explorar la vida marina en las aguas profundas del océano. La última vez que científicos del Smithsonian visitaron el área había sido alrededor de 100 años atrás.
La primera expedición del Smithsonian en las aguas profundas de las costas de Puerto Rico fue en 1933. Liderada por el Dr. Paul Bartsch, la expedición Johnson-Smithsonian cubrió un área que los biólogos no habían explorado hasta el momento. Tomaron muestras biológicas en las orillas de las aguas profundas debido al estado revuelto del mar y, por esa misma razón, la expedición fue breve. También realizaron investigaciones meteorológicas, físicas y químicas, así como sondeos a través de sondas náuticas provistas e instaladas por la Marina. La expedición Johnson-Smithsonian fue una operación de tecnología de avanzada para su época.
En la actualidad, las expediciones suelen usar grandes embarcaciones con videos de alta resolución que recrean mapas y nos muestran características biológicas y geológicas en el área explorada, como también datos adicionales sobre la química del agua, organismos vivos y características geológicas. Para estas mediciones, las embarcaciones utilizan sistemas de ecosondas de multihaz, CTD (instrumentos que miden la conductividad, la temperatura y la profundidad) para medir las propiedades químicas y físicas del agua marina, ROV (vehículos operados de manera remota) para obtener imágenes de alta calidad y muestras en profundidades de 6.000 metros (19.685 pies), y tecnologías de telepresencia que les permiten a científicos con diversas áreas de experiencia observar e interactuar con actividades de exploración a pesar de estar a miles de millas de distancia de la embarcación.
En la década de 1930, los buques oceanográficos eran diferentes. Por lo general, los científicos usaban cualquier embarcación que estuviera a su alcance. Esta expedición fue patrocinada por el Sr. Eldrige R. Johnson, un empresario adinerado de Filadelfia que puso su hermoso yate Caroline a disposición de la Institución Smithsonian y la equipó con los instrumentos necesarios para el trabajo. Gracias a este yate, que tenía una longitud de unos 85 metros (279 pies), una altura de mástil de 11,58 metros (38 pies) y un estabilizador giroscópico Sperry de 50 toneladas (que mantiene al yate casi en una quilla pareja en todo momento), el equipo pudo seguir trabajando a pesar de que las aguas se mantuvieron revueltas en casi toda la travesía. Durante su mes en el agua, solo tuvieron dos días de aguas calmas.
Del 30 de enero al 9 de marzo, Bartsch, Johnson, la tripulación y algunos invitados recorrieron el norte de Puerto Rico, a 5 millas de Punta Boca Juana. Utilizaron redes de arrastre de 10,66 metros (35 pies), equipo para pesca extremadamente pesado que barre el lecho marino cuando se mueve, creando surcos, aplastando, enterrando y exponiendo la vida marina. En total, había 109 estaciones desde donde bajaron redes en distintas áreas y profundidades. Entre los descubrimientos realizados, podemos mencionar: lirios de mar, tres especies de pterópodos (mariposas marinas), plumas de mar umbellula, caracoles marinos, corales, ofiuras y escafópodos, un grupo de moluscos de concha alargada que se asemeja al colmillo de un elefante.
Una especie de escafópodos, Dentalium (Episiphon) Johnsoni Emerson, fue hallada por primera vez. Es una especie de escafópodos relativamente grande que empequeñece a casi todas las demás del mismo subgénero, no hay ningún indicador descrito en el océano Atlántico que alcance el tamaño grande de esta especie. La expedición encontró un total de 17 especies, dos de las cuales tuvieron una identificación cuestionable. Los especímenes ahora están en poder de la División de Moluscos en el Museo Nacional de Historia Natural.
Cabe destacar que dos mujeres fueron clave en los estudios científicos de esta expedición. En una época en la que muy pocas mujeres se dedicaban a las ciencias, aún más extraño era encontrar a una mujer en un buque oceanográfico. Ena y Florence Douglass hicieron una gran contribución a la expedición Johnson-Smithsonian de aguas profundas. Ambas eran invitadas de Johnson y se ocuparon de recolectar especímenes y de manejar los equipos de sondas.
Durante años, las mujeres tenían que sobresalir y defenderse para tener un reconocimiento adecuado por su trabajo y dedicación. De hecho, detrás del éxito de muchos hombres, había mujeres que trabajaban sin ser reconocidas. Ochenta y nueve años después, una mujer llamada Andrea Quattrini lideró la siguiente expedición del Smithsonian en Puerto Rico, muestra de lo lejos que ha llegado la ciencia desde la primera expedición.
Durante muchos años, estuvo programada la expedición Johnson-Smithsonian, pero debido a la depresión económica y a las condiciones geopolíticas de Europa, el Sr. Johnson decidió no patrocinar nuevas expediciones. Sin embargo, los científicos del Smithsonian continuaron explorando el océano y concientizando sobre la importancia de conservar el océano y todos los organismos vivos que viven allí. Confiaron en el avance de la tecnología para mejorar sus investigaciones y compartir sus hallazgos con la comunidad mundial. En el futuro será muy interesante ver qué revelarán las futuras expediciones.